Si tienes un pequeño huerto o jardín, cultivar papas puede ser fácil — pero requiere algunos cuidados específicos. Una de las técnicas más importantes es el aporque: cubrir con tierra la base de la planta a medida que crece.
Esto estimula la formación de nuevos tubérculos, mejora la ventilación y evita que las papas se pongan verdes (y tóxicas) por la exposición al sol.
Según una nota publicada en el portal Pravda, el aporque bien hecho marca la diferencia entre una cosecha pobre y una abundante — incluso en espacios reducidos.
Al cubrir el tallo con tierra suelta, la planta emite estolones (raíces horizontales) donde se forman más papas. Además:
Haz el primer aporque cuando la planta mida entre 15 y 20 cm. Usa una azada o tus manos para amontonar tierra alrededor del tallo, sin cubrir completamente las hojas.
Repite el proceso cada 2–3 semanas. El mejor momento es después de regar o tras la lluvia, cuando el suelo está húmedo y suelto.
Consejo: el aporque es más efectivo si se hace con cuidado, observando siempre el estado del tallo y el suelo.
Cultivar papas no es sólo sembrar: es acompañarlas en su crecimiento. Y con un poco de atención extra, la recompensa llega bajo tierra.