¿Sueles lavar tu cabello por la mañana al despertar o prefieres ducharte por la noche y dormir con el pelo húmedo? Aunque parezca un detalle menor, esta elección puede afectar la salud de tu cuero cabelludo y el aspecto de tu melena.
Según recomendaciones de expertos, tanto el horario como la forma de lavado influyen en la producción de grasa, el riesgo de caspa y la caída prematura del cabello.
La principal ventaja es que permite secar el cabello al aire libre, evitando ir a dormir con el cuero cabelludo húmedo — una causa frecuente de hongos, irritación o debilitamiento de la raíz.
Además, la ducha matutina estimula la circulación y distribuye mejor los aceites naturales, dejando el pelo más brillante. Eso sí, hay que tener precaución con la exposición al sol o el uso inmediato de secadores o planchas calientes.
Es más relajante y práctico para quienes madrugan. El problema es acostarse con el pelo mojado o semiatado. Esto favorece la humedad prolongada, el encrespamiento, la rotura del cabello y hasta infecciones del cuero cabelludo.
Si prefieres lavarlo de noche, asegúrate de secarlo completamente antes de dormir y evitar moños o trenzas apretadas. Usa secador con aire tibio y a distancia prudente.
Lo ideal es lavar el cabello en la mañana o en la tarde y asegurarte de que esté seco antes de dormir. Pero más importante que la hora es cómo se hace el lavado:
Muchos casos de caspa o caída se relacionan con hábitos nocturnos incorrectos. Corregir esos pequeños errores puede mejorar mucho la salud capilar.
Si hay molestias persistentes, picazón o caída visible, lo mejor es acudir al dermatólogo para una evaluación personalizada.