La inflamación crónica no siempre da síntomas, pero está detrás de enfermedades como diabetes, hipertensión, problemas intestinales o depresión. Y una de las mejores herramientas para combatirla está en tu alimentación.
La dieta mediterránea — rica en vegetales, grasas buenas y antioxidantes — se ha convertido en el modelo ideal para reducir la inflamación sin medicamentos ni restricciones extremas.
Según expertos citados por Pravda, este estilo de alimentación mejora la microbiota intestinal, reduce los niveles de inflamación y fortalece el sistema inmune con efectos acumulativos.
No hace falta una dieta extrema: una ensalada con aceite de oliva, pescado al horno o un puñado de nueces ya marcan la diferencia.
Y sobre todo, comer bien no es una moda, sino un acto de autocuidado a largo plazo — con beneficios que se sienten hoy y se acumulan para el futuro.